Resulta que lo del nuevo navegador de
Google lo he sabido por casualidad. Me he enterado porque me lo ha contado a primera hora de la mañana Antonio O., ex-coincidente laboral y, además, amigo. Él lo acababa de leer en
El País y yo no sabía nada. Notición. Bueno, notición y tentación en la que no me ha resultado nada difícil caer: descargar e instalar el nuevo
browser de Internet made in
Googleland, conocido como
Chrome. No es que haya estado todo el rato dándole a F5. Me me he acordado a media tarde y nada, y a eso de las nueve de la noche un nuevo intento y... "tachán", Chrome disponible para descarga. Lo que pasa es que en ese momento estaba en Ubuntu y me ha salido el mensaje de que aún no lo tenían listo para Linux y que me avisarían por correo cuando haya una versión para este S.O. Así que he metido el correo (lo mismo he hecho desde el
iPhone, para Mac) y me he conectado al sobremesa para descargar el navegador. Ha sido un poco doloroso, lo confieso. Yo que hace unas semanas participaba en el
Download Day de Firefox y hoy siéndole infiel. Eso no está bien, no señor.
Me he quedado algo más tranquilo cuando he leído que
Mozilla y
Google mantendrán su acuerdo de colaboración. Esto, dicen, beneficiará al desarrollo de Firefox. Lo que es un enigma hasta para
Iker Jiménez es por qué Internet Explorer sigue siendo el navegador más popular (¿será porque Windows viene "de serie" en la mayoría de los ordenadores nuevos del mundo?). Pero a Internet Explorer le quedan
dos telediarios. ¿Y qué pasará con otros como
Safari y
Opera?
En fin, veremos. Se abre una nueva era.
Posteado desde mi recién estrenado...